Los que te sentimos como algo íntimo, sabemos que no es literatura. Eres real, inmediato, crujiente, aromático y profundo.
Estamos hechos del mismo material que las estrellas pero sólo la mujer que se deja acariciar por tí, brilla con fulgores de Diosa.
Mi piel te ama, se excita de poder cuando me tocas. Lo divino es un abrigo largo erizado de tu negro poder revistiendo mi piel de crueldad y belleza convulsa.
No llevo nada debajo de ti, sólo mi piel henchida de ti. Me pongo los guantes de ti para castigar a los que no tienen derecho a cubrirse de ti. A ti consagro los cuerpos de los que sólo habitan una piel pálida.
A ellos les ofreceré mi pecho de espuma blanca mecida entre olas de ti. Lamerán la piel de una Diosa, los pliegues de una cumbre que orbita en torno a ti. Mis pechos que de tanto desearte, se volverán tan crujientes, aromáticos y poderosos como todo lo que tocas.
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