lunes, 26 de septiembre de 2011

Despierta, esclavo


No soy un sueño. Soy tan real como una brizna de hierba en el rocío de la mañana. La vida no entiende de sueños. Y tú, aspirante a esclavo, has soñado demasiado.
Quiero que adores lo que soy. Sin uniformes, sin fustas, sin armas de mujer. No sueñes más. ¿Entendido?
Deseo ver en tus ojos limpios de imágenes prestadas, el tierno e inocente brillo de la esclavitud a Mí. ¡A Mí!. En esta historia somos dos, Yo y tú. Los sueños son un ménage à trois.  Serás mío en solitario.
Olvídate de todo lo que has soñado hasta ahora. Te quiero tan inocente como un bebé. Y si te portas bien, te amamantaré con leche enriquecida de vida y desnatada de sueños.