viernes, 7 de octubre de 2011

Lo quiero todo



Un amigo que trabaja en la industria cinematográfica dice que para él, los latigazos y los disparos de revolver son la misma cosa. Mi amigo es ese profesional que en las pelis, pone sonido a los latigazos, a los disparos, a pasos en la oscuridad…a todo lo que aparece en una pantalla de cine.
¿Suena igual un latigazo que un disparo? Puede ser. Si distorsionas las cosas lo suficiente, acaban siendo lo que tú quieres que sean
Pero mi intención no es disfrazar un sonido. No voy a darle la vuelta a los sonidos ni a las palabras. Voy a ser todo lo clara y transparente que me permita mi escritura, que no es sino un reflejo de lo que pienso y siento.

Para mí, no existe diferencia entre un beso y un latigazo.
Y si algún día, esclavo aspirante, tuvieras la fortuna de que Yo te amase, también te odiaría. Amor y odio. Pero no el amor por un lado y el odio por otro. No, querido: ambas cosas al mismo tiempo.
Y si tú me amases algún día, también me adorarías. Amor y adoración. Y con la misma intensidad con la que amas y adoras a tu dios si es que lo tienes.
Quiero a mis esclavos y los desprecio. No elijo una cosa o la otra. ¡Disfruto las dos al mismo tiempo!.
Si te amo, te aseguro que al mismo tiempo te odiaré. ¿Crees que es una contradicción? ¿Qué o se ama o se odia? El secreto consiste en una conjunción. La “y”.  La existencia no elige.
Pregunta a una mujer a la que no le hayan puesto la epidural, qué sintió al dar a luz. Un inmenso dolor fluyendo por su cuerpo como un río de vida y felicidad. Pues lo mismo siento cuando torturo a uno de mis esclavos. Alcanzo el orgasmo con sus gritos, pero en lo más profundo de mi alma, lo quiero. Está en mis manos, me ha entregado lo que ha sido, lo que es y lo que será. Es mi niño indefenso y yo soy una madre incestuosa que castiga y ama con sus latigazos….y con sus besos. Todo en un mismo pack.  Y de él espero lo mismo. Deseo que me adore sin condiciones. Que sufra por mí y que sea feliz por mi.

Hubo un tiempo en la historia de la humanidad en el que “todo” era al mismo tiempo.  No existían las contradicciones:
El río mataba y te daba la vida. Las estrellas morían para nacer de nuevo.  La luz existía porque estaba la oscuridad. No había contradicción entre una cosa y otra.
Una contradicción es un conflicto que crea tu cabeza. En la naturaleza, sólo existen las paradojas. Vivir en la paradoja “Te haré daño y te haré feliz”, es volver a unir lo que una vez estuvo unido. Con estas cadenas que tengo preparadas para ti, aspirante a esclavo.
La vida no es una tómbola. La vida es una excitante paradoja en la que Yo decido y tú no.
Y como empezamos hablando de cine, voy a ponerte el final de una de mis pelis favoritas. Se llama “Duelo al Sol”. En la última secuencia, una mujer dispara a su amante. Y cada disparo suena como un beso. No es un disparo y luego un beso. No es un te quiero y luego un te odio. No es te hago daño  y luego te hago feliz con mis besos. No es te quiero matar y luego te quiero vivo.
Es todo en el mismo pack, en sesión continua. Como ves, lo quiero todo…