Los primeros quince minutos de “En busca del Arca Perdida”, de Steven Spielberg, no necesitan diálogos. Es puro cine. Misterio, emociones intensas en una selva perdida…un templo. Y una bola gigantesca persiguiendo al protagonista a lo largo de pasillos estrechos. Pero Spielberg es un blando y en el último momento, salva a su héroe.
En mi Jardín del silencio, no hay salida para ti. Estás atrapado en la bola terrible de mi deseo. Ese es el primer sonido que quiero que aprendas: el estruendo de una bola implacable que no te concederá ni un respiro.
Me satisface verte correr de un rincón a otro. En silencio. Sin esperanzas. En silencio. Sudando como un condenado. En silencio.
En mi mundo, en mi Jardín del silencio, serás el protagonista de una película muda. “Silencio esclavo”, título. Escrita y dirigida por Mí.